El nido evolucionado: la forma más natural de criar a los niños.

Visit the Evolved Nest Initiative to learn more about our evolutionary pathway to wellbeing: www.EvolvedNest.org.

 

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Deslumbrados por la estupenda e infinita diversidad de la naturaleza, a menudo olvidamos lo mucho que compartimos con nuestros parientes animales.

Adornados ya sea con plumas, aletas, escamas o piel, nuestros cuerpos respiran, nuestras mentes se elevan y nuestros corazones laten con los mismos ritmos de la vida.

Nos deleitamos con la belleza de la Tierra.

Cosechamos los dones de la naturaleza.

Celebramos los nuevos comienzos de la vida, compartimos los retos del cambio, y los pesares del morir.

Somos mucho más parecidos que distintos.

Desde la inmensa ballena hasta el misterioso pulpo, todos los animales comparten con los seres humanos estructuras y procesos cerebrales que nos permiten experimentar todo el arcoiris de las experiencias de la vida: conciencia, pensamiento, sentimiento, amor y ensoñación.

Quizás más importante, compartimos formas comunes de criar a nuestros jóvenes: lo que se denomina el nido evolucionado.

Los nidos evolucionados son prácticas que nutren el bienestar físico y psicológico.

Todo niño se “anida” con su madre, familia, y comunidad, así como con el resto de la naturaleza, como un todo sin fisuras.

Transmitido de generación a generación durante millones de años, todo nido de animal se ha perfeccionado para satisfacer y coincidir con las necesidades de sus crías.

La anidación es el modo en que la evolución asegura que todos prosperen.

El nido evolucionado de cada animal comparte algunas similitudes básicas, pero presenta también algunas diferencias únicas.

El núcleo del nido evolucionado del elefante africano es la familia natal: una constelación de madres, tías, primos, hermanas y hermanos entretejidos con la ecología de la sabana africana.

El nido evolucionado del cachalote está moldeado por los pliegues de las corrientes oceánicas y pastoreado por familias, lideradas por madres, que preparan a las mentes y cuerpos de los jóvenes cachalotes para la vida en su acuático hogar.

El nido físico del castor abarca un complejo de represas, madrigueras, canales, pozas y caminos construidos con gran pericia por las familias de castores.

Cada detalle de ese nido evolucionado está exquisitamente diseñado para apoyar y nutrir al bebé castor, desde la concepción hasta la adultez.

En el núcleo del nido evolucionado del pingüino emperador está la crianza compartida. Después de que la madre pingüino pone el huevo, este es rápidamente transferido a la emplumada, segura y tibia bolsa del padre. Mientras las madres viajan al mar para reponerse, los padres pingüino se agrupan, junto a sus descascarados tesoros formando un pelotón cooperativo que amortigua el punzante frío extremo de la Antártida.

El nido evolucionado de la humanidad lo conforman un conjunto estable y acogedor de cuidadores, que cargan y acunan a los bebés 24 por 7, dándoles el pecho cuando los bebés lo pidan. La crianza cooperativa moldea una naturaleza humana autorregulada, segura de sí misma y compasiva.

Ya sean castores, cachalotes, elefantes o humanos, el nido evolucionado moldea el cuerpo y el cerebro de los pequeños para la salud y la felicidad, reflejando además el compromiso moral de la comunidad.

Todo nido evolucionado rebosa de los mismos elementos vitales a lo largo de la infancia:

  • Contacto y cuidados amorosos;
  • alimentación dirigida por la cría;
  • juego libre y espontáneo;
  • tutoría de las crías por parte de múltiples generaciones y sabios ancianos;
  • e inmersión total en la naturaleza para aprender a venerar y colaborar con los congéneres animales y vegetales.

 

En pocas palabras, los primeros años de vida de un pequeño establecen las bases de lo que llegará a ser un miembro saludable y cooperativo de la comunidad de la Tierra.

La adaptación a los modos de actuar de la naturaleza es crucial para el bienestar: ese es el cómo y el porqué nuestros ancestros prosperaron.

Sin embargo, una porción de la humanidad se apartó de los caminos naturales y difundió sus distorsionados modos de actuar a través del mundo.

Aquí es donde nos hallamos hoy día.

En lugar de nacer y crecer bajo el amparo del nido evolucionado, la mayoría de los niños y niñas se encuentran hoy día en un mundo muy diferente.

Los niños y niñas carecen del afectuoso cuidado que promueve el crecimiento de las inteligencias sociales, emocionales y ecológicas.

La mayoría de los niños y niñas viven hoy día en sociedades fracturadas y aquejadas de dominación, alienación e intolerancia, sociedades que están perjudicando a todos los nidos evolucionados, tanto humanos como no humanos.

Muchos hemos olvidado los caminos de la naturaleza.

Pero hay motivos para la esperanza en una sanación y recuperación del equilibrio.

Nuestros parientes animales, tan cercanos a nosotros en cuerpo y mente, nos pueden guiar de regreso al nido evolucionado que todavía se proporciona en muchas sociedades humanas, indígenas y pacíficas alrededor del mundo; demostrando cómo las mentes, cuerpos, comunidades y demás aspectos del mundo natural pueden integrarse una vez más.

Siguiendo la brújula práctica y moral del nido evolucionado de la humanidad, generamos belleza y unidad.

Retornar al nido evolucionado es esencial para que la humanidad prospere.

Es esencial para que el planeta sane.

Juntos, podemos volver a la senda de bienestar que la naturaleza ha diseñado para todas las formas de vida, el nido evolucionado.

Para mayor información, visite EvolvedNest.org y Kerulos.org

Escrito por

Darcia Narváez y

  1. A. Bradshaw
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