Cómo conectarse en una civilización de desconexión

Conectarse con uno mismo, con los demás y con la naturaleza

 

POR DARCIA NARVÁEZ, PHD, 27 MARZO 2023

De acuerdo a Jon Young, profundo conocedor de nuestras prácticas ancestrales, el papel de una cultura es servir de base a una conexión significativa. Esto es lo que hacen las culturas tradicionales. Conectan a los miembros de la comunidad con sus antepasados, con las generaciones futuras y con el mundo natural. Las personas se conectan con su naturaleza más profunda o desarrollada, y unas con otras.

¿Qué significa estar conectado? La conexión consiste en compartir nuestro yo más profundo, nuestro ser, con los demás. Estar plenamente presentes emocional y mentalmente. Sintonizarnos con las capacidades de vivir en armonía con el mundo que nuestra especie ha desarrollado durante su evolución.

Según Jon, la civilización occidental es una máquina de desconexión, que nos desconecta de nosotros mismos, de los demás y de la naturaleza. La civilización dominante bloquea al yo individual, frustrando su desarrollo y su capacidad para establecer vínculos. La civilización dominante se centra en la mente consciente y la aleja del yo más profundo. La desconexión con uno mismo va acompañada de la desconexión con los demás. Al fin y al cabo, es en nuestras relaciones con los demás donde nos descubrimos a nosotros mismos 

Jon Young aprendió sobre las formas de conexión profunda que la humanidad ha practicado durante cientos de miles de años entre nuestros primos, la tribu San del Kalahari, cuyos antepasados son también antepasados de todos nosotros. Ellos todavía practican formas de vivir y de ser que concuerdan con nuestras inclinaciones humanas más profundas. Podría decirse que aún conocen y aplican el software que acompaña al hardware de nuestra especie.

En centenares de proyectos de intervención que Young ha dirigido por todo el mundo, él y sus colegas han aplicado las prácticas de conexión aprendidas de los San. Los San dedican mucho tiempo a estas costumbres o rituales, entre ellos, y con los extraños que llegan, para asegurar la vinculación afectiva que se busca con dichas prácticas. ¿En qué consisten esas prácticas?

En primer lugar, crear un espacio para reducir la velocidad y experimentar el ahora.

Segundo, reconocernos, mirarnos y vernos de verdad. Estar presentes los unos para los otros. Esto requiere cierta práctica si te has criado en una cultura de desconexión.

Tercero, acogernos sinceramente los unos a los otros. De nuevo, esto puede ser difícil si estás acostumbrado a mantener a la gente a distancia y a ocultar tus sentimientos.

Cuarto, asegúrate de que cada persona se sienta realmente bienvenida. Puede que tengas que comprobarlo. Todo el mundo necesita ser escuchado.

Quinto, sacúdete el polvo. Reconoce de dónde vienes, dejando atrás cualquier preocupación con la que hayas llegado.

Sexto, expresa gratitud por algo que sientas en ese momento. Eso cambia tu perspectiva colocándote más allá del ego o del yo.

Aplicadas durante varias semanas, estas prácticas irán transformando las relaciones y también al individuo.

Estas formas de vivir juntos son contrarias a la orientación hacia la eficacia que nos han enseñado. Pero resulta que cuando se aplican estas prácticas en la vida laboral, el equipo es más creativo y productivo. Y si se aplican en la vida familiar y comunitaria, las personas sentirán que importan, que pertenecen a algo, y resultará mucho más fácil cooperar y resolver problemas. Se activará la naturaleza humana profunda. Todo el mundo será más flexible, generoso y amable, todo el mundo estará más en sintonía. 

El trabajo de Jon Young alrededor del mundo demuestra que las prácticas de conexión curan el malestar social y mental. Los San crecen al 100% de su potencial y de su genio o manera de ser, manteniéndose conectados todo el tiempo.

Estas prácticas también funcionan cuando estás en el mundo natural, prestando atención a las entidades con las que estás. Ve desacelerando el ritmo hasta lograr una sensación de atemporalidad. Despréndete de cualquier preocupación que tengas para poder estar plenamente presente. Observa dónde estás. Practica el caminado del gato: da diez pasos, detente y mira a tu alrededor. Acoge a las entidades (animales, plantas, rocas, agua, nubes) como compañeros de relación. Siente cómo te acogen. Agradece la belleza y la presencia de la naturaleza.

Recuerda que para conocer algo no basta con pensarlo o desearlo, hay que practicarlo. Con cada práctica retornamos a nuestra humanidad original. Es un proceso de llegar a ser.

Día a día podemos practicar la conexión estemos donde estemos. Retomar y mantener las prácticas de conexión es fundamental para salvar a nuestra especie de su estado actual de inconciencia. Hacerlo es esencial para fomentar el bienestar de la Tierra.

Referencias

Henn BM, Gignoux CR, Jobin M, Granka JM, Macpherson JM, Kidd JM, Rodriguez-Botigua L, Ramachandran S, Hon L, Brisbin A, Lin AA, Underhill PA, Comas D, Kidd KK, Norman PJ, … … Feldman MW, et al.  (2011). Hunter-gatherer genomic diversity suggests a southern African origin for modern humans. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America. 108: 5154-62. DOI: 10.1073/Pnas.1017511108

Young, J.  (2019). Connection modeling: Metrics for deep nature-connection, mentoring, and culture repair. In D. Narvaez, Four Arrows, E. Halton, B. Collier, G. Enderle (Eds.), Indigenous sustainable wisdom: First Nation knowhow for global flourishing (pp. 219-243). New York: Peter Lang.

Jon Young’s talk: Earth Talk: Nature & Genius

Young, J., Haas, E., & McGown, E. (2010). Coyote’s guide to connecting with nature, 2nd ed.. Santa Cruz, CA: Owlink Media.

 

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